Por Martha Arrocet, especialista de la Escuela de Fonoaudiología de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la UNAB.
La Asociación Chilena de Seguridad informó recientemente que entre las más relevantes enfermedades profesionales declaradas durante 2004 está la hipoacusia ocupacional (sordera producida por excesiva exposición al ruido), con un 13,4%. Es la cuarta más importante, luego de las afecciones músculoesqueléticas de extremidad superior, las laringopatías ocupacionales y la dermatitis ocupacional.
Una persona expuesta a estímulos de alta intensidad como los ruidos de maquinarias textiles, imprentas, golpes de la construcción, parlantes de música, y equipos de música personales, está expuesta a un brusco y repetitivo daño en el oído interno, provocando un traumatismo. Dependiendo de la frecuencia, intensidad y período de exposición se puede producir una disminución de la audición, en diversos grados.
Se inicia un progresivo deterioro de las células receptoras relacionadas con la audición, que de continuar sobreestimuladas, generan una sordera parcial o total.
La Asociación Chilena de Seguridad, siguiendo las normativas mundiales, establece la obligatoriedad del uso de protectores auditivos en empresas de alto riesgo auditivo, con el fin de proteger oídos, lenguaje hablado y las repercusiones psicológicas, sociales y familiares que pueden padecer los trabajadores expuestos a un medio ambiente ruidoso.
Se debe considerar, además, que este daño está afectando a un alto porcentaje de la población joven , que disfruta de la música a alta intensidad.