Un grupo de 20 chicos de entre 14 y 24 años integra el equipo
de hockey para sordos e hipoacúsicos que coordinan Sergio Balette
y su hija Andrea (19).
El conjunto es seguido por las principales autoridades nacionales y
latinoamericanas de este deporte y existe la idea de que estos chicos
se incorporen a un circuito regional.
El proyecto comenzó a desarrollarse el año pasado antes
de las vacaciones de julio como actividad normalizada dentro de la hora
de educación física de la escuela especial N°10. “Entonces
los destinatarios eran sólo los alumnos de la institución”
contó Sergio.
La interconexión entre deporte y psicoterapia tiene una larga
tradición y los chicos que conforman este equipo han comenzado
a experimentar sus beneficios. Los docentes aseguran que a partir de
la práctica de hockey la conducta y la atención de los
estudiantes en clase ha mejorado considerablemente y la predisposición
al estrés habitual, que suelen presentar sordos e hipoacúsicos,
se hace menor.
Actualmente el trabajo continúa siendo en cooperación
con la escuela pero los entrenamientos se realizan en el polideportivo
Ernesto “Finito” Gehrmann los lunes, miércoles y
viernes de 15 a 17.
El proyecto, que es subsidiado por la Federación Misionera de
Hockey sobre césped y donaciones de entidades oficiales, tiene
como objetivo ser declarado de interés provincial para ser llevado
a distintos puntos de Misiones.
Integración:
La mirada es el primer movimiento. Le siguen la presencia, el cuerpo,
las intenciones, los comportamientos, un sinnúmero de códigos
empiezan a intercambiarse y se conjugan en el instante en que comienza
el partido.
“Ellos juegan con cuatro árbitros que usan dos banderas,
la roja marca el lugar de la infracción y la verde el sentido.
En el juego tradicional son dos árbitros", afirmó
uno de los instructores. “Esa es la diferencia técnica
entre el hockey para oyentes y para hipoacúsicos”, explicó
Sergio.
Susana Monteggia (16) es la única mujer del equipo por el momento,
pero espera que otras se animen a jugar.
Los profesores coinciden en que cada chico es diferente. En ese sentido
argumentaron que “cada uno tiene un tiempo para adaptarse al hockey.
Los problemas familiares y sociales que se presentan en el grupo son
tema de preocupación para el entrenador. “Hay padres que
dan todo y otros la total indiferencia" y “uno dice, pero
¿cómo el padre no va ayudar a su hijo? Y sí pasa”,
se lamentó Sergio Balette.
El grupo y sus guías anhelan consolidarse como tal, y ya es un
logro que hayan convertido en realidad un proyecto tan soñado.
Una llegada por casualidad:
“Tanta ropa me da calor, pero me gusta ser arquero” expresó
con sus manos Sergio Cabrera (19), en un alto de su entrenamiento. Andrea
hizo de traductora de lenguaje de señas, una de las primeras
cosas que los Balette tuvieron que aprender para comunicarse con los
chicos.
Cabrera comentó que llegó al equipo por casualidad, ya
que un día paseando en bicicleta vio a los chicos jugando y decidió
“curiosear”.
Antes había practicado otros deportes como voley, taekwondo y
fútbol. “Para mí es todo visual, nada de sonido”
explicó el guardavalla.
Los inicios y su evolución:
Sergio Balette es integrante de la comisión directiva de la Federación
Misionera Amateur de Hockey sobre Césped y Pista. “El proyecto
llegó a mis manos a través de un CD que me entregó
un integrante de la Federación Internacional de Hockey (FIH),
cuando me encontraba en Asunción haciendo un curso de juez”,
contó. Seis meses después se comunicó con autoridades
de la escuela especial N°10 y el proyecto comenzó a desarrollarse
en julio del año pasado cuando representantes de la Confederación
Argentina de Hockey sobre césped entregaron materiales didácticos
de esta disciplina para llevar la práctica de este deporte a
los alumnos hipoacúsicos del establecimiento educativo.
Por su parte, Andrea Balete destacó que se sumó casi sin
querer al proyecto que hoy le da satisfacciones. “Yo sólo
estaba como colaboradora, pero la profesora destinada a los entrenamientos
tuvo que cumplir otros compromisos y entonces me propusieron esta tarea”
recordó.
“Mi miedo era que no había trabajado antes con chicos especiales,
pero esto me llena, me gusta y nos divertimos mucho”.