Estudiar
en la Universidad tiene un coste, pero si se padece sordera, el precio
es aún mayor. Es lo que opinan los alumnos Sordos malagueños
que deben unir al los gastos generales, el de un intérprete que
les acompañe en cada una de las clases diarias durante todo el
curso. En la mayoría de los casos, este desembolso alcanza los
480 € mensuales. Y denuncian que las ayudas del
programa de atención integral de la UMA «no cubren este
servicio en su totalidad y el dinero llega tarde». Los estudiantes
optan por otras universidades andaluzas donde sí se financia
Los presupuestos de la Universidad de Málaga reservan cada año
una partida destinada al Programa para la Atención Integral al
Discapacitado. Sin embargo, estas ayudas «no suelen cubrir la
totalidad del coste del intérprete y además llegan cuando
ya ha terminado el curso, lo que obliga al alumno a hacer un desembolso
que en la mayoría de los casos no puede asumir», asegura
Francisco Alonso, responsable de Educación de la Asociación
Federada de Sordos de Málaga.
Con este panorama, no es extraño que los estudiantes Sordos
que acaban sus estudios de Bachillerato opten por otras universidades
andaluzas, como Granada, Cádiz, Sevilla o Almería, donde
hay convenios con la Federación de Sordos para el pago de los
intérpretes.
De hecho, en la Universidad de Málaga hay solo tres estudiantes
Sordos, frente a los 19 de Granada. «Aunque el desplazamiento
a otra provincia acarrea un coste, compensa disponer de una educación
adaptada y que además no supone un gasto», explica Alonso.
Alrededor de medio centenar de jóvenes Sordos finalizan este
año sus estudios de Bachillerato en Málaga, y deben decidir
en qué universidad se matriculan. «Hemos mantenido contactos
con algunos de ellos, que nos han expuesto sus dudas acerca del acceso
a la UMA, ya que la mayoría de ellos marchará finalmente
a Granada», explica Francisco Alonso.
De momento, ninguna de las partes se ha planteado dar el paso en la
firma de un convenio similar al que ya tienen suscritos otras universidades
con la Federación Andaluza de Sordos. «El problema es que
los estudiantes no están dispuestos a protestar. Aceptan sin
más tener que pagar por un intérprete, o se resignan a
marcharse a otra ciudad. Recientemente nos ha llegado el caso de un
chico, que finalmente ha decidido marcharse a Granada», asegura
Alonso. En la Universidad no se han iniciado trámites en este
sentido.