España es el país más ruidoso del mundo después
de Japón, siendo Madrid, una de las capitales más
ruidosas en todo el mundo, según indican estudios realizados
por la Organización Mundial de la Salud.
Hasta nueve millones
de ciudadanos españoles están expuestos a niveles de ruido
que superan el límite de tolerancia establecido
por la OMS en 65 decibelios. Esto significa que 3 de
cada cuatro ciudadanos sufren niveles de ruido excesivos. En Europa,
el 20% de la población (80 millones) está expuesto también
a niveles de ruido inaceptables. Y en el mundo, 130 millones de personas
están expuestas a niveles de ruido que superan los 65 dB, y otros
300 millones residen en zonas de incomodidad acústica (55-65
dB), según un estudio citado por la revista Ciudadano.
La excesiva contaminación acústica es producida por diferentes
fuentes de ruido, entre ellas, el 80% proviene de los vehículos
de motor, el 10% de las industrias y el resto de ferrocarriles, bares
locales públicos y talleres. Las consecuencias de la exposición
a ruidos son claras, además de aumentar la incidencia de la pérdida
de audición, produce también otros trastornos
tanto físicos como psicológicos
que afectan a la calidad de vida de las personas.
Las legislaciones europeas han establecido en 65 decibelios el límite
aceptable de ruido que una persona puede tolerar diariamente. Mientras
que niveles entre los 70-125 dB pueden llegar a producir dolor,
llegando a ser insoportable cuando se alcanzan los 140 decibelios. Mientras
que el canto de un pájaro no supera los 10 decibelios, un automóvil
puede llegar a los 90, las discotecas y las motos sin silenciador pueden
alcanzar los 110 y 115 decibelios respectivamente.