Así
se deduce de un estudio elaborado por el instituto de estadísticas
Svensk Statistik realizado para analizar las actuales condiciones
de vida en el país nórdico.
El análisis se
llevó a cabo sobre ciudadanos suecos con edades comprendidas entre
los 16 y los 84 años.
De
las preguntas relacionadas con la capacidad auditiva de los encuestados
se extrajeron interesantes respuestas muy a tener en cuenta. A la cuestión
relativa al seguimiento normal de una conversación a varias bandas,
el 11% reconocía tener dificultades para entenderla sin problemas.
Si nos centramos en los grupos de edad, obtenemos que el 2% de los jóvenes
entre 16 y 24 años no podía seguirla con normalidad, igual
que le sucedía al 30% de los mayores de 75 años. Ni
unos ni otros eran conscientes de la trascendencia de su problema puesto
que percibían su discapacidad auditiva a niveles de gravedad
muy inferiores a los que realmente padecían, según
se pudo deducir de los exámenes clínicos pertinentes.
Otro de los datos más reveladores de este análisis estadístico
es que los problemas auditivos parecen afectar más a
los grupos de personas trabajadoras, desempleadas y discapacitadas;
de entre estos, el más afectado ha resultado ser el primero:
un 10% de trabajadores de entre 35 y 44 años presentaba la misma
pérdida de audición detectada en el 10% de personas desempleadas
con edades comprendidas entre los 45 y los 54 años, esto es con
una media de diez años más a sus espaldas que sus homónimos
en activo. Aunque en el estudio no se especifiquen los motivos, es
más que probable que estas diferencias tengan mucho que ver con
los elevados niveles de ruido tan constantes y comunes en los lugares
de trabajo. Además, los hombres parecen sufrir con más
facilidad las pérdidas de oído que las mujeres.
El presente estudio viene a corroborar los datos obtenidos en otros
similares, y en los que las deficiencias en la capacidad auditiva muestran
grandes diferencias entre unos grupos socioeconómicos de población
y otros.