70.000 personas residentes en la isla británica
se valen de la Lengua de Señas (L.S) para comunicarse habitualmente.
Frente a tan amplio uso de este sistema de comunicación no verbal,
solo hay 182 intérpretes de Lengua de Señas
titulados, un número claramente insuficiente frente a la creciente
demanda de servicios.
Pero tan precaria situación puede cambiar a lo largo del año
dado que, desde hace apenas un mes, el gobierno británico
ha reconocido oficialmente la Lengua de Señas.
Presumiblemente, esta circunstancia va a traer no pocas ventajas y
mejoras al colectivo sordo de Gran Bretaña. Como consecuencia
inmediata, las autoridades educativas van a tener que poner los medios
necesarios para impartir la enseñanza de L.S en los centros docentes.
Este reconocimiento puede suponer también un nuevo impulso en
la creación de servicios videotelefónicos de interpretación
en las dependencias policiales, las instituciones de asistencia social
y las diferentes organizaciones de usuarios, según ha planteado
el director del Real Instituto Nacional para las Personas Sordas y con
Deficiencia Auditiva, John Low.
Pero, indudablemente, los grandes beneficiarios de esta medida van
a ser los niños afectados por una discapacidad auditiva; ya no
tendrán que verse privados del aprendizaje de esta lengua “salvadora”
puesto que es posible que, en breve, quede incluida en el programa de
estudios de graduado escolar e incluso en las licenciaturas universitarias.
Las ilusiones de los usuarios reales y potenciales de L.S son muchas
aunque por el momento las directrices reales de adaptación del
sistema lingüístico a la sociedad sean confusas y estén
poco definidas. En cualquier caso, se trata de una buena y esperanzadora
noticia, y un grato reconocimiento para todas aquellas personas y asociaciones
que llevaban veinte años luchando y esperando a que llegase este
momento.