Leopoldo Cordero, es considerado el máximo referente latinoamericano
en implantes de cócleas y llegó a Salta en el marco del
XV Encuentro Nacional de profesionales del Lenguaje y la Audición
y III Encuentro Internacional Educativo de dichos especialistas. En
diálogo con El Tribuno dio un panorama general de la población
sorda en Argentina y habló sobre la importancia del implante
de cócleas.
¿Cuál es el espíritu de su disertación "Implante
coclear: mito y realidad"?
Hablo de mito y realidad porque el implante tiene muchos años
de experiencia y vigencia. Es un elemento que se categorizó con
buenos resultados pero que también tiene inconvenientes como
la adaptación al aparato, la rehabilitación posterior
y otros detalles. No todos los casos son los mismos. No basta ser hipoacúsico
para hacerse el implante coclear, sino que se tienen que reunir una
serie de características para que el implante sirva. No se puede
generalizar, el implante no sirve para todos los sordos. Por otro lado,
es importante definir que el implante no es la cura de la sordera.
Hay que desmitificar la utilidad y la vigencia de los años del
implante que se ha constituido dentro del elemento de uso corriente
para el especialista. Tienen que entender que debe hacerse un diagnóstico
individual y sobre ese diagnóstico, el pronóstico y las
posibilidades de cada paciente.
¿Qué es un implante coclear?
Es un dispositivo electrónico por el cual se reemplazan las
células lesionadas dentro de las cócleas (una especie
de caracol dentro del oído) y estimulan directamente en el labio
auditivo. Entonces da información a través de un estímulo
eléctrico que cuando llega al nervio auditivo se transforma
en información sonora, es decir, reemplaza la audición
normal que debe tener el paciente.
Desde un criterio audiológico, qué momento
es adecuado para realizar el implante?
Desde un criterio audiológico, cuando hay pérdida severa
o profunda. Y, de un criterio desde el punto de vista etario, cuando
hacemos un diagnóstico temprano porque nosotros tenemos la posibilidad
de diagnosticar la sordera en los primeros días de vida. En
ese caso, equipamos desde los primeros meses con audífonos,
y si no resulta después de 4 ó 5 meses de uso y estimulación
auditiva que hace el audífono, recién pensamos en el
implante. Es decir, que el implante debe colocarse después de
que se sigan estas etapas: el diagnóstico de la sordera, la
estimulación auditiva y el uso del audífono.
Cuanto antes se defina mejor. Al implantar tempranamente a los niños
por debajo de los tres años, las posibilidades del desarrollo
linguístico son mayores, porque la madurez neurológicas,
el aprendizaje y los elementos más importantes que tienen que
ver con la comunicación, se analizan en los primeros años
de vida. Los implantes tardíos son como más perezosos.
No es que no sirvan, pero por eso hay que evaluar en cada paciente.
Qué edad tienen y para qué le servirá el implante.
En Argentina coexisten diferentes realidades de la población
sorda....
Sí. Hay una que tiene que ver con la cultura del sordo que es
la lengua asignada, que es una lengua propia y yo creo que debe ser
respetada. Esta corresponde a todos aquellos que genéticamente
transmiten la sordera -de padres sordos con hijos sordos-. Ellos tienen
una forma específica de comunicar. Es una comunidad en desarrollo
y tienen que tener el máximo de posibilidades para que su desarrollo
sea sin discriminaciones.
La otra es de padres oyentes con hijos que al nacer presentan esta
dificultad, y que eligen la posibilidad de desarrollo auditivo y oral:
el implante coclear. Pero al momento de la adolescencia, donde se discuten
las identidades, se dan cuenta que el implante no los saca de ser sordos.
Se identifican con la comunidad sorda y también muchas veces
aprenden lengua de señas para comunicarse antes de ser implantados.
Entonces, tiene que haber una comunión en la búsqueda
para que los resultados generales sean mejores con un trabajo de forma
conjunta. De todas maneras es una elección que tienen los padres
y adultos. Muchos adultos se implantan con desarrollo de sordera progresivas,
con el desarrollo del lenguaje completo y el implante les significa
una utilidad fantástica para conectarse nuevamente con la comunicación
cuando a través de sus audífonos ya no podían
hacerlo.
Hay registros que indiquen la cantidad de la población sorda
en la Argentina?
En cuanto a cantidad no. Se sabe el promedio de nacimientos de niños
con dificultades auditivos que es del 1 al 2 por mil de cada nacido,
que tienen la posibilidad de desarrollar sordera o que tienen alto
riesgos de infecciones o desarrollo prematuro. En este último
caso el porcentaje aumenta de 5 a 8%.
En Argentina el caudal de pacientes hipoacúsicos es muy importante.
La hipoacusia es uno de los problemas de nacimiento más frecuentes.
¿Y en Salta, cuál es
la realidad?
La realidad es que Salta no tiene todavía una organización
respecto al diagnóstico temprano, adecuada en cada sanatorio.
A nivel provincial deberían hacerse diagnósticos al momento
de nacer. No tienen seguimiento y existen dificultades en cuanto al
equipamiento. Es decir, cuando se pide un audífono cuesta conseguirlo,
y cuando se lo consigue, el paciente tiene problemas de rehabilitación.
De hecho, en 2009 se hará un congreso de otorrinofonoaudiológico
pediátrico donde se hará incapié en estos temas.
El año que viene realizaremos un curso para fonoaudiológos
que tiene que ver con el diagnóstico temprano y la rehabilitación.
Esos son los puntos que hay que reforzar para que no existan dificultades
con estos pacientes.
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