Lunes, 2 de Octubre de 2006 - Educación
Primera persona sordociega en una Universidad Española

Ayer salieron los resultados de las pruebas de acceso a la Universidad, y Gennet Corcuera, de 25 años, sordociega, ha aprobado con 7,28 de nota.

“Estoy contenta porque me han medido con el mismo rasero que a mis compañeros, quiero ser como los demás” dijo. Será la primera persona sordociega de nacimiento que llega a la aulas superiores en España.

Aunque cuenta con una guía intérprete, Sonia, el carácter vibratorio del mundo juega a favor de Gennet. Siente muchas de las cosas que ocurren a su alrededor . “Se si alguien se acerca, si pasa por mi derecha o por mi izquierda, siento el aire que me ayuda a percibir lo que pasa a mi alrededor”.

Gennet nació en Etiopía, vivió en la calle porque sus padres desaparecieron sin saber porque, piensa que sería por la guerra. Vivía como una especie de animalillo, sin palabras ni orientación, y acabó en un orfanato de monjas católicas.

Hasta los siete años, la vida de esta chica resuelta fue un gran pozo blanco, apenas sin recuerdos y sin nombre para las cosas. Tampoco sabe por qué nació sordociega. Sospecha por intuición, que se debió a una posible enfermedad de su madre, o durante el parto. .

En 1989 fue adoptada por Carmen, una viuda española. "Todo aquello sigue vivo en mí. Tengo miedo y desconfío de la gente hasta que no la conozco... Pero soy fuerte, soy fuerte", dice dos veces, como para convencerse.

La Unidad Técnica de Sordoceguera de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) se hizo cargo de su escolarización primaria.
Entre los docentes de la organización todavía se recuerda el "momento inolvidable" en que Gennet supo que cada cosa tiene un nombre que la identifica y la hace brillar.

La secundaria y el bachillerato los cursó en el instituto público Leandro Fernández Moratín, en Pastrana (Guadalajara). La ONCE aportó los mediadores de apoyo necesarios y el centro escolar aceptó el reto. "La respuesta fue de quitarse el sombrero. Todos creyeron en ella".
Gennet lo corrobora: "Mis compañeros aprendieron el alfabeto dactilológico para hablar y comunicarse conmigo. Fueron años maravillosos".

Ahora, tras pasar la criba de la selectividad, le da vueltas a la especialidad de magisterio que desea estudiar. Duda entre ser educadora social o especial. Lo que sí tiene claro es que nunca pedirá a su inseparable mediadora que le haga chuletas. "Eso nunca. Hacer trampas es ilegal y yo quiero conseguirlo todo, pero solamente con mi propio esfuerzo".

El mundo según Gennet ¿Y el otoño? "Las hojas cayendo a mi alrededor mientras camino". ¿Madrid? «Una ciudad inmensa con muchísimas personas. Un lugar un poco sucio». ¿África? "Una obsesión. Guerra y destrucción. Dolor. Algo horrible y muy duro, tan duro que prefiero apartarlo de mí, intentar olvidarlo".

FUENTE: DIARIO SIGNO