La prueba auditiva se fundamenta en la aplicación de cuatro
exámenes. El primero, de otoemisiones acústicas se realizará
a pie de cuna, previa autorización de los padres, y pasadas 48
horas desde al nacimiento de la criatura. Si el resultado obtenido no
es normal, la misma prueba se repetirá transcurridos quince días;
esta se verificará con una tercera prueba en los casos más
complicados. Aunque no superar estos tres primeros exámenes no
significa necesariamente que el niño padezca sordera, el otorrinolaringólogo
realizará a los tres meses una cuarta y definitiva prueba electrofisiológica
(PEATC) con la que es posible detectar las irregularidades físicas
y cerebrales que puedan existir.
La Consejería de Sanidad Vasca considera que con esta nueva política
podrán diagnosticarse una media de 50 sorderas anuales sean severas
o moderadas. De esta forma se podrá poner remedio a las situaciones
anormales de desarrollo que suelen degenerar en aislamiento y desigualdad
social a medida que el niño avanza hacia la edad adulta. El consejero
de Sanidad Vasca, Gabriel Inclán ha hecho especial hincapié
en esta circunstancia ya que "En estos primeros estadios de la
vida infantil es cuando el cerebro adquiere los conocimientos fundamentales
que sentarán la base de su posterior desarrollo".