Miércoles, 28 de Enero de 2004 - Prevención
Epidemiología e hipoacusia neonatal
No siempre resulta fácil detectar los problemas auditivos en niños recién nacidos. Cinco son las condiciones que con frecuencia impiden detectar la hipoacusia neonatal aún tras haberse realizado las pruebas pertinentes:
  1. Casos en los que el bebé no nace con pérdida auditiva pero la padece a partir de una patología determinada (meningitis bacteriana por ejemplo)

  2. El recién nacido puede sufrir una pérdida de oído en principio irrelevante lo que impide su detección temprana. Sin embargo, el trauma auditivo se va manifestando de forma paralela al desarrollo normal del niño. En algunos casos se trata de sorderas progresivas entre las que cabe incluir sorderas hereditarias y sorderas sindrómicas asociadas como los síndromes de Alport, Waardenburg Tipo II o Alstrom, enfermedades infecciosas, malformaciones anatómicas, tratamientos perinatales y drogas ototóxicas.

  3. Niños que desarrollan pérdidas auditivas tardías sin una causa aparente y a las que por tanto no se puede considerar puras.

  4. Niños con sorderas congénitas no detectadas por no haber sido sometidos a programas de screening auditivo ( por abandono prematuro del hospital, inexistencia de programas de screening, etc)

  5. Bebés que aunque pasan el screening auditivo padecen pérdida auditiva y por lo tanto son considerados como falsos negativos.

Un reciente estudio desarrollado en la Universidad de Nottingham se ha preocupado por analizar los datos epidemiológicos fundamentales en el planteamiento y aplicación de los programas de screening auditivo y de los servicios audiológicos para niños con discapacidad auditiva. Los investigadores han revisado específicamente los conceptos de prevalencia, etiología y demografía a fin de establecer criterios útiles a la hora de analizar los datos aportados por el screening. Para ello han realizado una selección previa de la literatura más relevante en la que quedan descritos los datos referidos a aquellos recién nacidos con pérdidas auditivas superiores a 40 dB.

FUENTE: AUDIOLOGICAL MEDICINE