Los autores explican que en determinados momentos de la gestación, mientras se desarrollan los órganos, el esqueleto, el corazón, etc. se incrementa el crecimiento celular. Sin embargo, en casos de fetos malnutridos o expuestos a toxinas, como el alcohol o la nicotina, el feto se ve sometido a adaptaciones metabólicas que pueden tener consecuencias a lo largo de toda su vida.
Para probar esta hipótesis, utilizaron audiometría para evaluar la capacidad auditiva de 479 varones con exposición ocupacional al ruido, y observaron que los de menor estatura tiene tres veces más probabilidades de presentar una audición disminuida respecto a los más altos.
También examinaron datos de 500 varones nacidos en 1974 y comprobaron que la baja estatura era el doble de frecuente entre los que presentaban pérdida auditiva respecto a los que tenían una audición normal.