Villa María. Juan Pablo, de 3 años, y Axel, de
5, despliegan el papel. La tira de colores simula ser una historieta,
y lo es. Enseguida sus compañeros levantan los brazos y sacuden
las manos de un lado para otro. Así, a través del lenguaje
de señas expresan un aplauso con brazos extendidos y locos de
movimientos.
Juan Pablo y Axel son dos de los alumnos del Instituto Municipal
de Discapacitados Auditivos (Imda) de Villa María, que
dibujaron y crearon su propia historia durante las jornadas “Cuentos
mano a mano”.
En el salón de la escuela, un ex galpón del ferrocarril,
hay maestras, padres, visitantes y alumnos ansiosos por pasar al frente
para contar a través de señas historias de Villa María,
del parque Pereira y Domínguez, de sus familias y hasta de fantasmas
y duendes.
La imaginación de Juan Pablo y Axel se repite en Nazareno, Diego,
Henry, Mario. Y la lista de pequeños sigue. Cada uno espera el
turno. Y cuando están en escena, levantan el dibujo que pintaron.
Las manos empiezan a moverse para todos lados, las caras y los cuerpos
también ayudan para comentar la historia.
A un costado de los pequeños, Juan Druetta,
uno de los organizadores del encuentro, repite las señas para
que nadie se quede sin participar, mientras que desde el fondo del salón,
Fabiola Heredia, relata en voz alta cada situación.
Tras presentar sus obras, llega la hora de los cuentos, con libros
que fueron escogidos por los organizadores, y que son relatados desde
las señas.
Leer y expresarse
Desde el espacio “Cuentos mano a mano” los representantes
del Centro de Recuperación de Sordera, Ceguera y otras
Múltiples Discapacidades y el Centro de Difusión de Literatura
Infantil y Juvenil –que financia el gobierno de Canadá–
evalúan los niveles de la lengua de cada participante, los regionalismos
y maneras de expresarse, y estimulan la animación a la lectura.
“Trabajamos desde técnicas que permitan que los chicos
se animen a contar sus historias, pero también a conocer sus
registros. Que se relacionen con la lectura desde su mundo, que aprendan
desde otro espacio bicultural y bilingüe”,
dice Fabiola.
La directora del Imda, Marcela Petrucci, también señala
que estas tareas permiten una interacción y una llega a la lectura
desde la lengua de señas. Además, las jornadas ya comenzaron
a ser extensivas no sólo a padres y visitantes, sino a los interesados
en conocer un espacio desde donde también es posible comunicarse.