Un
manuscrito de la
Novena Sinfonía de Beethoven,
considerado quizás el documento musical más importante jamás
subastado, se vendió el jueves por cuatro millones de dólares.
El
manuscrito de 575 páginas, en el que figuran frenéticas
revisiones y comentarios en los márgenes del propio Ludwig van
Beethoven, fue adquirido por un coleccionista privado por 2,13
millones de libras (4,0 millones de dólares), dijo la
empresa de subastas Sotheby's.
Los organizadores ya dijeron con anterioridad que el documento podría
alcanzar los tres millones de libras, lo que lo hubiera convertido en
el manuscrito musical más caro del mundo. Ese récord todavía
lo ostenta un documento que agrupa las nueve sinfonías de Mozart,
vendido en 1987 por 2,58 millones de libras (4,2 millones de euros).
"El manuscrito de Beethoven se vendió entre los estimados
2 y 3 millones de libras. Es el segundo precio en cantidad jamás
pagado por un manuscrito musical y el más caro pagado por un
Beethoven", dijo un portavoz de Sotheby's.
Algunos
analistas habían especulado con la posibilidad de que la Comisión
Europea pujara por el manuscrito porque su parte final, el conocido
"Canto a la Alegría," es el himno europeo. Sotheby's
se negó a decir si la Comisión había pujado o no.
El manuscrito, vendido en nombre de una fundación benéfica,
fue usado para la primera edición impresa de la sinfonía
y contiene partes de música inédita.
Es la única partitura completa que salió probablemente
al mercado como el denominado manuscrito autográfico -- escrito
a mano por el propio Beethoven -- que ha sido incluido en la
"Lista de Patrimonio de la Humanidad" de Naciones Unidas.
El manuscrito de Sotheby's fue preparado para impresión en
1826, tres años después de que muriera el escribiente
de confianza de Beethoven.
Beethoven finalizó su última sinfonía en 1824
y ese mismo año obtuvo su primer gran triunfo en Viena, cuando
el compositor ya estaba completamente sordo.
Se mantuvo al frente de la orquesta durante la actuación y,
según la leyenda, un amigo tuvo que darle la vuelta y enfrentarle
al público al final de la obra para que pudiera contemplar el
caluroso recibimiento del auditorio.