Martes, 8 de Abril de 2003 - Tecnología
Un guante traduce el lenguaje de señas

Ryan Patterson, de diecisiete años, se encontraba en un local de comidas rápidas de su ciudad natal de Grand Junction, Colorado, en los Estados Unidos, durante el verano del año 2000.
Ryan Patterson De pronto vio un grupo de personas sordas que estaban comprando su comida. En lugar de tratar de comunicarse con el cajero, usaron lenguaje de señas con otra persona que luego hizo el pedido por ellos. Sobre la base de esa experiencia, Patterson, que estaba terminando el colegio secundario, desarrolló un guante sensor que puede interpretar los movimientos de la mano que constituyen el lenguaje de señas y luego traducirlos a texto en una pequeña pantalla. El invento le valió un importante premio en la Competencia Siemens Westinghouse de Ciencia y Tecnología y una distinción similar en la Feria Internacional Intel de Ciencia e Ingeniería.

Patterson no conocía a ninguna persona sorda ni muda. Tampoco sabía el lenguaje de señas. Sin embargo, había leído sobre una chica que asistía al colegio secundario en compañía de un traductor, cuyo costo corría por cuenta del distrito escolar.

"Hay mucha demanda de traductores, pero éstos son pocos y muy caros", declaró Patterson a The New York Times. "Se me ocurrió que esto podría ser una manera de tener más independencia".

Con la ayuda de un guante de golf, una placa, una notebook y algunos elementos electrónicos básicos, Patterson, que había empezado a trabajar en diseños electrónicos a los cinco años de edad, creó el Traductor de Señas para una feria científica local. Luego empezó a refinar su invento. Reemplazó la computadora portátil por un pequeño módulo inalámbrico de receptor y pantalla, tras lo cual solicitó la patente. Según dice, una empresa se mostró interesada en fabricar el guante, pero él quiere hacerlo solo.

Ryan PattersonCuando concibió el proyecto, Patterson se dio cuenta de que necesitaría sensores que pudieran leer las posiciones de los dedos. Pero los sensores, que son bandas flexibles de plástico revestido de carbón que hacen las veces de resistencias variables, tenían que estar sujetos a algo. Se decidió por el guante de golf porque tiene todos los dedos y está hecho de cuero fino, lo que hace que resulte más fácil identificar las señas. El hecho de que el cuero fuera delgado también resultó útil cuando se colocaron los diez sensores en los dedos y la muñeca del guante.

¿Pero, cómo podía advertir la computadora si una mano estaba formando una B o una E? Patterson diseñó un software que puede "aprender" letras o palabras mediante cálculos basados en la distancia entre los dedos y la mano. Un pequeño procesador y transmisor incorporado al dorso del guante envía señales a la pantalla.

Como el tamaño de las manos varía según la persona, y como también las señas de cada uno varían --al igual que la inflexión de la voz--, el software incorpora las particularidades de cada individuo, después de lo cual el guante queda listo para entrar en acción y traducir los movimientos de los dedos en aproximadamente la quinta parte de un segundo.

Patterson señaló a The New York Times que el artefacto no está pensado para todo tipo de interacciones. "Sirve para situaciones cotidianas básicas como ir a la tintorería, pedir comida o funcionar en un aula", dijo. "No puede reemplazar a un traductor humano, y llega un momento en que la gente que no puede hablar siempre necesita un traductor".

La tecnología ya encontró un campo de especialización en el sector de las personas sordas y mudas. "En cierto sentido, esto se parece un poco a nuestros equipos de radiomensaje, que ya son algo habitual en la universidad", declaró Mercy Coogan, director de Relaciones Públicas de la Universidad Gallaudet de Washington, que apunta exclusivamente a personas sordas o con problemas auditivos. "Por lo que parece, este artefacto haría que la gente ya no tuviera que andar buscando papel y lápiz para escribir cuando quiere comunicarse".

FUENTE: THE NEW YORK TIMES